¿Cuándo procede el juicio rápido?
El juicio rápido procede en aquellos casos en los que el imputado acoge voluntariamente tal posibilidad y no puede superarse la pena máxima de tres años de prisión. No obstante, el imputado debe tener en cuenta que, si bien el juicio rápido supone una reducción de la duración del mismo, no implica necesariamente una pena más leve, puesto que la sentencia será igual de condenatoria que en un juicio ordinario.
Penas máximas para que proceda el juicio rápido
Para que proceda el juicio rápido, la pena máxima imponible no debe superar los tres años de prisión. No obstante, en aquellos casos en los que la pena máxima sea superior, el imputado podrá acogerse a este tipo de juicio siempre y cuando la pena solicitada por el fiscal no supere los tres años de prisión.
¿Qué delitos se pueden enjuiciar mediante el juicio rápido?
El juicio rápido procede para la mayoría de delitos, excepto aquellos considerados de lesa humanidad, terrorismo o aquellos en los que el imputado pueda ser condenado a penas superiores a tres años de prisión. No obstante, cabe destacar que el juicio rápido no procederá en aquellos casos en los que el fiscal solicite una pena superior a los tres años de prisión.
Excepciones al juicio rápido
Aunque el juicio rápido procede para la mayoría de delitos, existen algunas excepciones. En concreto, no procederá el juicio rápido en aquellos casos en los que el imputado pueda ser condenado a penas superiores a tres años de prisión, como es el caso de los delitos de lesa humanidad o terrorismo.
¿Cómo funciona el juicio rápido?
El juicio rápido es un tipo de juicio especial que se caracteriza por su celeridad. En concreto, el juicio rápido se caracteriza porque el proceso se desarrolla en un plazo máximo de tres meses desde que se inicia la instrucción hasta que se dicta sentencia. Cabe destacar de nuevo que el juicio rápido no supone necesariamente una pena más leve, puesto que la sentencia será igual de condenatoria que en un juicio ordinario.